—Te tomó suficiente tiempo —dijo Luis con un ceño fruncido cuando Jael entró en su estudio.
Jael no le dedicó ni una mirada a Luis mientras caminaba hacia su asiento. —¿Qué haces aquí? —preguntó secamente.
—¿Qué pretendes hacer? —preguntó Luis—. Seguramente, el amor no te ha hecho senil.
Jael suspiró. —No eres la persona con la que tengo negocios. Por lo tanto, no tenemos nada de qué hablar. Tengo una tarea para ti...
—¿Estás siquiera escuchándome? —preguntó Luis.
Jael finalmente levantó la mirada hacia Luis. —Necesito que encuentres una manera de hacer que Mauve vea a Vae mientras yo mantengo ocupado a Seraphino. Si alguien puede hacerlo, serás tú.
—Jael —dijo Luis oscuro—. ¿Qué pretendes hacer?
—No entiendo tu pregunta, pero mejor ve al grano ya que Seraphino estará aquí pronto y la conversación que tendré con él será privada, así que lárgate.