515. Prácticamente Imposible

Mauve no pudo evitar sentir alivio al final de la primera comida. Jael se apresuró a sacarla, notando su incomodidad como de costumbre.

—Lo hiciste muy bien —elogió mientras salían del salón.

Ella se rió entre dientes —No necesitas elogiarme de esa manera —susurró, aún sonriendo.

—¿Por qué no? Te mereces cada elogio.

—Jael —sonrió y se recostó sobre él. Ni siquiera podía enojarse.

—Iré contigo a tu habitación, Mill debería unirse a ti en breve. Esperaré con ella por ti.

—No tienes que hacerlo —susurró ella.

—Quiero hacerlo —respondió él.

Ella asintió —Está bien.

Caminó en silencio junto a él mientras se dirigían a su dormitorio. Mauve se quedó atrás mientras él empujaba la puerta y entraba en la habitación.

Mill ya había limpiado, no había absolutamente ninguna evidencia de que ella se había duchado aquí excepto por el tenue olor a jabón.

Las cortinas estaban cerradas y las ventanas abiertas. Las velas también estaban encendidas como si Mill esperara que regresaran.