513. Preocuparse nunca ayudó

—Hola —dijo Jael con una sonrisa mientras Mauve abría los ojos.

—Hola —intentó decir ella pero bostezó en su cara—. Lo siento —susurró mientras se cubría la boca.

—¿Dormiste bien? —preguntó él.

Ella asintió y se acercó más a él, su cálido cuerpo buscando el frío de él—. ¿Y tú? Creo que saliste de la cama en algún momento.

—¿Lo notaste? —preguntó él.

—No lo sé —dijo ella, bostezando de nuevo—. Solo sentí que te fuiste pero volviste, creo, así que no estoy segura. Tal vez, estaba soñando.

—No, no estabas —respondió él—. Sí me fui.

La expresión de Mauve se volvió seria de inmediato—. ¿Por qué?

—Necesitaba hablar con Luis y Danag —respondió él mientras sus ojos trazaban su rostro. Mauve notó que sus ojos se detuvieron un poco en sus labios.

—¿Sobre Vae? —preguntó ella.

—Algo así —susurró él.

—Está bien —dijo ella y asintió.

—¿No vas a hacerme más preguntas? —él frunció el ceño.