543. Hasta el final amargo

—¿La viste beberlo? —le preguntó Seraphino a Otis al caminar para reunirse con él fuera.

—¿Afuera? ¿En serio? —se quejó Otis mientras caminaba hacia él.

—¿No sería mejor lidiar con unos cuantos mosquitos que ser oído por el Primus o uno de sus muchos seguidores?

—Veo tu punto, pero podríamos haber subido, —protestó Otis.

—Y perderme el hermoso cielo, creo que no.

Otis miró el cielo y luego a Seraphino como si este hubiera perdido la razón. —¿Qué hermoso cielo? Literalmente puedo contar las estrellas.

—El ambiente, —respondió él.

Otis entrecerró los ojos hacia él. —Sí, —respondió distraídamente.

Seraphino lo miró fijamente. —No has respondido a mi pregunta, —dijo.

—La vi, —respondió—. Tomó alrededor de la mitad, aunque no sé si bebió el resto. La bebida no había sido lo que había pedido, pero cuando la mezclé con el jugo, sabía raro.

—¿La bebiste? —preguntó Seraphino asombrado.

—¿Cómo si no iba a saber si es indetectable?

—¿No estabas preocupado?