554. Bastante mal

Mauve se sentó más cerca del escritorio de Jael de lo que necesitaba, pero esa era la única forma en que podía trabajar sin sentirse incómoda.

La silla era más baja de lo que esperaba, pero usualmente no lo notaba ya que él solía hacer que se sentara sobre él.

Se sentía la cabeza un poco pesada y sabía que debería parar, pero ya había comenzado y no quería que la noche terminara como la anterior.

Casi era hora de la segunda comida, lo que significaba que en cualquier momento Jael entraría por la puerta.

Se recostó sobre el asiento mientras pensaba en su vida. A estas alturas, la única razón por la que intentaba seguir adelante era por cabezonería.

Tocó su frente; tal vez debería dejar que Jael los echara fuera ya que no había aprendido nada nuevo.

Para colmo, tomarse un descanso le hizo darse cuenta de cuánto le dolía la cabeza realmente.

No era lo suficientemente malo como para preocuparse, pero sabía que si forzaba la situación, podría arrepentirse más tarde.