568. Parche Blanco

Jael la sostuvo hasta que vomitó todo lo que había comido en los últimos treinta minutos. Tosió hasta que su estómago quedó vacío y prácticamente no quedaba nada más que expulsar.

A Mauve le disgustaba la sensación de ardor que subía por su garganta como resultado. El sabor de la bilis y el vómito en su boca era suficiente para hacerla querer vomitar de nuevo.

—¿Ya terminaste? —preguntó Jael, su voz suave y llena solo de preocupación.

Mauve asintió y Jael la jaló hacia atrás. La acomodó de modo que pudiera recostar su espalda contra el cabecero.

—Lo siento —susurró ella—. Arruiné tu alfombra.

—No te preocupes por eso —dijo Jael, quitándose la camisa—. Puedo hacer que limpien eso.

—Pero va a dejar una mancha y un olor —sus labios se curvaron hacia abajo, y sus ojos parecían tener dificultades para enfocar.

—Entonces conseguiré otra.

Él usó su camisa para limpiar las esquinas de su boca, limpiando el desorden que le corría por la cara.