578. Mantenlo oculto de ella

Mauve hizo un puchero mientras Mill acercaba la taza. Sintió cómo se le llenaban los ojos de lágrimas y el miedo se colaba en su corazón.

—No hagas eso —regañó Mill—. Pareces aterrorizada. Te prometo que esto acabará antes de que te des cuenta. Lo siguiente que sabes, estarás tan bien como la lluvia, completamente mejorada. ¿No quieres eso?

—Sabes que sí —respondió Mauve. No podía creer que Mill le preguntase algo así.

—Tendrás que sentarte —dijo Mill.

Ella ya estaba moviéndose para ayudar a Mauve a sentarse incluso antes de que pudiera objetar.

Se sentía pesada mientras Mill la levantaba. Mauve hizo una mueca, su cabeza temblaba, un dolor recorría su cuerpo y tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no sacudirse.

Mill la recostó contra el cabecero y apiló almohadas alrededor de ella. Mauve se aferró a la almohada para no deslizarse hacia el lado ya que no tenía energía para mantenerse erguida.