661. Aliviado

Jael entró al dormitorio y fue seguido inmediatamente por Mill, que llevaba una luz. Jael cruzó la habitación hacia donde Mauve estaba sentada y se detuvo frente a ella.

—Mauve —la llamó por su nombre.

Mauve levantó la mirada hacia Jael, y los recuerdos de hace dos noches inundaron su mente. Podía recordar vagamente haber despertado para regañar a Luis y luego haberse vuelto a dormir. Sin embargo, fueron los incidentes de hace dos noches los que la hicieron enterrarse el rostro en las palmas de sus manos.

—¿Estás bien? —preguntó Jael, deteniéndose frente a ella.

Mauve asintió pero no retiró las manos de su cara. ¿Qué pasaba con ella? No podía creer que había hecho eso.

—Mill dijo que apenas puedes recordar lo que pasó los últimos días y que no crees que hayas dormido tanto tiempo.