Solo estás tú y yo

—C-correcto. Por supuesto. Yo solo era un extraño para ti en ese entonces. Debí parecer un viejo pervertido deseándote egoístamente. Lo siento mucho —perdió toda la confianza que tenía antes. Sus ojos se dirigieron al suelo.

«Ups. ¿Fui demasiado dura?»

—Está bien. Soy tu esposa, así que está bien que fantasees con hacerlo conmigo. Y es tu mente así que puedes hacer lo que te plazca. Solo pasó que pude escucharte —ella trató de hacerlo sentir mejor, pero él aún se veía abatido.

—¿Significa esto que todas esas veces que fingías dormir durante nuestro primer mes fue porque no podías dormir debido a mis pensamientos? —preguntó él.

Ella no respondió ya que él podría sentirse aún peor. Pero su silencio fue suficiente para decirle que su suposición era correcta.

—Eso debió ser terrible. Fui tan tonto. Lo siento mucho. No sabía que te estaba causando tantos problemas —los hombros de Fernando se hundieron.