¿Puedo hacerlo?

Arabella hizo su mejor esfuerzo por hacer lo que estaba en sus fantasías. Y parecía que lo había logrado ya que su cuerpo temblaba y la expresión en sus ojos era ardiente cuando llegó tan fuerte.

«¡Dios, lo amo! Lo amo tanto. ¿Qué voy a hacer si es tan ardiente?» A Arabella le encantaban todas las expresiones, gemidos y gruñidos que hacía. Especialmente la forma en que la miraba con sus ojos aún aturdidos. Le daba escalofríos.

Arabella se lamió los labios y tragó su semen justo cuando él la miraba. Ya estaba acostumbrada a tragarlo. Sabía qué reacción tendría él. Y lo hizo intencionalmente mientras él la miraba porque quería provocarlo de nuevo.

—Oh, sigues tan animado —fingió no haberse dado cuenta de que era por lo que ella hizo.

—¡Arabella! —él la envolvió en sus brazos y la besó. Sus ojos brillaban con deseo, y buscó en los de ella, preguntándole sin palabras si podían hacerlo.

Ella empujó ligeramente su pecho con dos dedos, y él se estremeció.