Ya no son gemelos

Yu Dong se dio cuenta de que Wu Junfen no decía nada y el mal presentimiento en su corazón se volvió aún más feroz; no quería perder a su hijo, pero si el niño venía a costa de su esposo, sabía a quién iba a elegir. Podrían llamarla desalmada, quizá Fang Chi ni siquiera le hablaría durante meses, pero no iba a arrepentirse de su decisión si es que esto era lo que había elegido.

—¿Qué pasa? —levantó sus manos y las colocó en los brazos de Wu Junfen—. La habría sacudido a la otra, pero Yu Dong sabía que no podía hacerlo porque la mujer frente a ella no era su amiga, sino una persona mayor, y no podía hacer algo tan grosero como sacudirla—. ¿Qué sucede? ¡Puedes decírmelo!