La amenaza del extraño

La mirada de Ella se oscureció. Entonces, ¿el verdadero objetivo... era ella?

Después de todo, secuestrar a un niño era mucho más fácil que raptar a un adulto. Esto no se trataba de dinero, lo que significaba que el pequeño Elias probablemente no corría peligro inmediato.

Tomando una respiración profunda, Ella tecleó inconscientemente una respuesta al misterioso remitente:

—¿Quién eres? Quiero ver a mi hijo. ¿Qué es exactamente lo que quieres que haga?

Ahora estaba segura de que esto era o bien un esquema directo contra ella o una artimaña para atraerla a una trampa.

Sin embargo, estaba decidida a ver a Elias. Solo entonces podría encontrar un atisbo de paz. Elias era demasiado joven para escapar por su cuenta, pero si ella estuviera allí con él, las probabilidades podrían cambiar.

Diez minutos después, llegó la respuesta.