André no se quedó a ver más y comenzó su retirada de las mazmorras justo detrás del Duque.
Necesitaban irse antes de ser descubiertos. Ambos deseaban seguir al hombre para ver qué más haría.
Más importante aún, tenían curiosidad por la carta que Sasha le había deslizado a través de los barrotes de su celda.
André pasó por las habitaciones destinadas a la tortura y por otras preparadas para los interrogatorios mientras salía de la mazmorra. El aire se volvía más frío y prístino con cada paso que daban hacia la salida.
Podía respirar más fácil y no sentía que fuera a vaciar su estómago en sus botas.
Ambos emergieron del vientre de la mazmorra y corrieron a ocultarse. André se acuñó en un rincón oscuro e imperceptible.
El hombre extraño tendría que rodear la entrada de la mazmorra para verlo parado allí.
Esto mantenía a André oculto, pero aún así le daba una vista completa de la parte trasera de la fortaleza y las mazmorras, permitiéndole seguir al desconocido con sigilo.