El aire estaba húmedo, el sonido de sus pasos resonaba suavemente mientras Belstadt guiaba al grupo escaleras abajo por la espiral... con varios caballeros siguiéndola detrás, por si intentaba alguna hazaña de última hora.
Melisa podía sentir el peso de la oscuridad presionándolos, lo desconocido se extendía adelante como un mal secreto esperando desplegarse... O quizás solo estaba nerviosa.
[Solo sigue adelante, Melisa. Has estado en situaciones difíciles hoy. ¿Qué son unas pocas más?]
Echó una mirada hacia atrás. Cuervo estaba justo detrás de ella, su rostro inusualmente tenso. No es que Melisa pudiera culparla.
—¿Estás bien? —preguntó Melisa, su voz baja, pero lo suficientemente alta para que Cuervo la oyera.
Cuervo levantó la vista, sus ojos parpadeando. Asintió levemente, pero su expresión no cambió.