Lealtad, Parte Treinta y Cuatro

—El callejón no era exactamente el mejor lugar para un interrogatorio, pero serviría para hacer el trabajo. No tan privado como, digamos, estar literalmente en las cámaras de la reina, pero tendría que bastar.

«Ahora esa fue una conversación interesante», pensó, colocándose entre Rax y la entrada del callejón. «No hay nada como tener a la reina de Syux confesando siglos de opresión antes de montar tu cara».

Había aprendido mucho de ese encuentro. Tanto sobre la historia de los nim como sobre cómo su hechizo de encanto afectaba a diferentes personas. La reina prácticamente se tropezaba tratando de impresionar a Melisa con revelaciones históricas entre orgasmos.

Hora de ver si Rax se volvería igualmente locuaz.

—Así que —ronroneó, dejando su mano deslizarse por su brazo—. He oído que sabes mucho sobre lo que está pasando en la comunidad nim. Todos los importantes... desarrollos.