—Melisa —dijo Javir calmadamente—, ¿puedo hablar contigo en mi estudio un momento? Sobre esa... pregunta de investigación que tenías antes.
Melisa asintió rápidamente. Quizás demasiado rápido.
—Claro, sí, absolutamente.
—Ay, pero iba a mostrarle a Melisa mis otros hechizos —hizo un puchero Hazel.
—Prometo que los veré todos cuando regrese —le aseguró Melisa, revolviendo su cabello—. Guarda los mejores para el final, ¿vale?
Javir guió el camino hacia su estudio, cerrando la puerta detrás de ellos una vez que Melisa estaba dentro. No habló de inmediato, tomando un momento para pellizcar el puente de su nariz con una clara y evidente desaprobación.
No era cuestión de si Melisa estaba en problemas, sino de cuánto.
—Entonces —dijo finalmente—, creo que podemos tener un problema con ese artefacto.