—Eso estuvo muy mal de tu parte —Eva se alejó del balcón cuando él saltó hacia adentro de repente. Sus ojos son oscuros y siniestros. Habría asustado a cualquiera hasta el límite de que sus rodillas cedieran. Pero Eva solo se rió mirándolo.
Sólo había pasado una hora desde que salieron del comedor. Hazel estaba tan desconcertada todo ese tiempo que a Eva le habría gustado. Pero ella estaba demasiado ocupada recuperándose de su orgasmo.
Había sentido suciedad pero al mismo tiempo hizo que su corazón latiera tan rápido y con tanto deseo que no recordaba cómo había llegado a su habitación.
Pero estaba segura de que Cherie y Olga la miraban con los ojos tan abiertos que no se podía ver su esclerótica.
—Déjame en paz —había susurrado con una voz urgente. Cherie se fue en un instante con un jadeo. Olga se quedó allí paralizada. Como mujer, podía sentir el calor de Eva, pero la dejó atónita y confundida como Hazel.