Eva no escuchó el resto. Su pulso se aceleró y también su corazón, que no podía oír nada por encima de él. ¿Muere Elena? ¿Cómo, cuándo? La había visto hace dos días en la fiesta nocturna donde ella había dirigido una mirada feroz a Eva.
Y todos murmuraban que fue encontrada en una habitación con su cuñado. Eso... ¿cómo?
—¿Qué le hiciste? —había nueva fuerza en su voz. Su cuerpo ardía con rabia. Era tan fuerte que Harold parpadeó por un segundo. Sentía la misma presión que viene de Damien.
Debe ser su ilusión porque era la primera vez que ella le gritaba. Sacudió ese pensamiento.
—Yo no hice nada. Esa zorra debe haberse hecho muchos enemigos —se rió entre dientes—, la secuestraron de su habitación hace dos días cuando armó el escándalo en público. Estoy seguro de que su amante debe estar agitado —la sonrisa en su cara hizo que Eva viera rojo.