Shen Nianzu corrió por los pasillos tenuemente iluminados. Muchas personas habían optado por correr hacia afuera, mientras que solo un puñado eligió permanecer dentro del edificio. Cada vez que se encontraba con un zombi, cortaba su cráneo por la mitad sin pestañear, sin importar las miradas horrorizadas y los gritos aterradores de los otros estudiantes. Su rostro permanecía helado y decidido, pues solo tenía un destino en mente: el Hospital Honglei.
El lugar donde lo había visto por última vez a Jin Jiuchi.
Aún podía recordar vívidamente los eventos de hace dos días, después de que descubrieron su pérdida de memoria.
...
Agarró el brazo de Jin Jiuchi, su voz teñida de ansiedad. —¿Y tú? ¿Sientes algo extraño?
—Um… ¿no? —Jin Jiuchi inclinó la cabeza y reflexionó por un segundo—. Para ser honesto, no siento nada diferente.