Nada más y nada menos que una mujer hermosa con los ojos negros, con un cabello rubio, era delgada y hermoso.—¿quién es ella?— le pregunta la mujer a mi esposo.
—ella es mi esposa— le dice Dylan tuve que casarme con ella.
Lo tuve que hacer Anna, el papá de ella me la vendió para que yo no lo matara, me estaba jugando sucio en los negocios. Me la vendió cincuenta millones de dólares par que yo no lo matara y yo acepté. Quiero que te ocupes de ella, va a trabajar como sirvienta de esta casa.
Emma se quedó boca abierta al escuchar lo que estaba diciendo, iba hacer una esclava de esta casa.
—como tú diga mi señor —dijo Anna con una sonrisa maliciosa.
Anna era la amante de Dylan, ella soñaba que algún día iba a ser la señora de esta casa, pero eso ya no iba hacer así porque él ya estaba casado.
—sígueme— le dijo Anna
Se dirigieron a la casa y entraron, la casa era muy grande, más que su propia casa se podía decir, tenía piscina, cocina, sala, unas habitaciones, un garaje y la oficina de Dylan, pero fuimos directa mente a la habitación de la criada.
—aquí te vas a quedar, pensaste que ibas a dormir con Dylan esta noche—le dijo Anna con una sonrisa.
—no, señorita—le dijo Emma entrando en la habitación.
—aléjate de él, él es mío—le dijo Anna. Te estoy advirtiendo yo voy hacer la señora de esta, yo soy la que está con Dylan todas la noches.
—el es mío— le dijo Anna. Si te acercas a él haré que te mate, que pensaste que él te quiere?. Después de haber dicho eso salió de la habitación con una sonrisa malévola.
Emma se sentó en la cama y comenzó a llorar —Dios mío que estoy pagando—dijo entre llanto y sé quedó dormida.
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—¿Por qué te casaste? Le dijo Anna a Dylan.
—no te metas en mi vida—le dijo Dylan sentándose detrás de su escritorio.
—Dylan dijiste que nunca te casarías con nadie, y sin embargo fuiste y te casaste con ella, sabiendo lo que yo siento por ti—le dijo ella enojada.
—Tú dijiste que no te ibas a enamorar de nadie, pero entiéndeme yo te amo Dylan, por que no fue conmigo que te casaste por que—le dijo ella llorando.
—tú sabes que tú solo eres mi amante y nada más, que te quede claro—le dijo enojado.
—donde la llevaste— le dijo el ceño fruncido.
—a la habitación de la criada—le dijo ella con cara de enojada.
—dile que suba a mi habitación—le dijo el con una voz fría.
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Emma estaba durmiendo cuando escucho uno golpe de la puerta, todavía no se había quitado el vestido.
—pasa—dijo ella con una voz suave.
Alguien abrió la puerta y era Anna como era de esperase.—dijo el señor que suba a su habitación—dijo ella con una voz fría.
Emma salió de la habitación con las manos y piernas temblorosa, con miedo de que fuera a pasarle algo, comenzaron a llegarle pensamientos malo,—y si me mata en su habitación— susurró para ella misma, cuando salió de su pensamiento ya estaban en la puerta de la habitación.