Estaba parada allí detrás de la puerta con las manos sudorosas, sin saber que hacer, pero se llenó de valor y tocó la puerta, detrás de la puerta se escuchó un pase frío, eso la puso más nerviosa de la cuenta, ella agarró el pómulo de la puerta y entró.
—¿que necesita señor?—pregunto ella con cara preocupada.
—termina de entra—le dijo él.
Él estaba parado fumando un cigarrillo y mirando la ventana todavía el no se volteaba a verla, solo miraba su jardín desde la ventana, hasta que se volteó y fue y se sentó en un sofá que hay en la habitación.
Ella seguía parada en la habitación con miedo, como una niña pequeña que estaba indefensa.—para que me mandó a llamar señor— ella le preguntó con una voz suave.
—para que consumamos nuestro matrimonio, que es todo lo que la pareja hace—él le dijo mientra la miraba de arriba, abajo.
—no señor, este es un matrimonio falso—le dijo ella con una voz fría.
Él tiró el cigarrillo y lo piso, caminó hacia ella y le hablo al oído— yo soy tu esposo y tú hará lo que yo diga, así que quítate el vestido.
Ella en ese momento comenzó a temblar, no lo podía creer lo que estaba pasando y así fríamente iba a perder su virginidad, ella nunca vía estado con nadie. Tenía novio pero ella nunca se había entregado en cuerpo y alma.
Ella comenzó a quitarse el vestido, suavemente hasta que se encontraba en paños menores, él agarró y se quitó la camisa de algodón blanca y después se quitó los pantalones ahora se encontraba en calzoncillos.
Ella estaba muy nerviosa todavía no podía creer lo que estaba pasando.—voy a meter mi pene en tu boca— dijo el con voz fría. Ella tenía el ceño fruncido.
El le dijo—agáchate— como si estuviera enojado. Ella se puso de rodillas y él se bajó los calzones, entonces él la agarró por el pelo y le entró su pene en la boca.
Ella estaba llorando, él la movía de a delante y hacia atrás, tiro la cabeza hacia atrás del placer que estaba sintiendo. Ella estaba llorando y se atragantaba con su pito. Él la paro y la tiro en la cama—no espera— le dijo ella asustada.
—es mi primera vez—le dijo ella con una voz suave.
—eso no hará que yo pare— dijo el con una sonrisita.
—abres las piernas para mi —le dijo el con una voz fría. O te la abriré yo mismo dijo él.
Ella abrió la piernas y él le quitó la ropa interior, le mordió los senos, se lo entró todos en la boca. Ella estaba gimiendo —oh,Dios— el se volteó para verla y fruzno el ceño. Entonces él le abrió las piernas y introdujo su pene grande entres sus piernas.
Ella comenzó a llorar como loca y él la estaba mirando, cuando sintió que lo tenía a dentro comenzó a moverse de a delante y hacia atrás mientras más se movía más placer sentía, comenzó a gemir mientras se movía más fuerte, hasta que llegó al climax.