Nunca lo recuerdes de nuevo

Demitri dio un sorbo a su café caliente, saboreando el calor antes de bajar la taza. Su mirada se desplazó hacia su abuela, Alessia, quien lo observaba con una expresión severa.

—¿Por qué mandaste a Nora lejos sin siquiera dejarme verla? —se quejó con decepción marcando su rostro.

Demitri suspiró mientras se frotaba la sien.

—Abuela, no la mandé lejos. Se fue temprano esta mañana por su cuenta. Pero no te preocupes, prometió visitarte de nuevo esta semana —dijo.

Alessia entrecerró los ojos.

—Eso no es suficiente. Deberías invitarla a salir en una segunda cita —afirmó.

Demitri casi se ahoga con el siguiente sorbo de café. La miró incrédulo, levantando las cejas.

—Abuela, ¿hablas en serio? —preguntó.

—Claro que sí —dijo ella, cruzando los brazos—. A este paso, no sé cuándo te vas a asentar por tu cuenta, así que tengo que tomar cartas en el asunto. No encontrarás a alguien como Nora otra vez, confía en mí.

Demitri exhaló, ya intuyendo hacia dónde iba esto.