Nunca vivas bien

Ivy observó toda la boda entre Elliot y Julie. La sonrisa de Elliot parecía tan genuina. No podía entender cómo podía fingir esa misma sonrisa ante ella.

Al concluir la recepción, Ivy decidió marcharse con Roderick. Sin embargo, Elliot la vio y se excusó por un momento. No podía creer que su ex decidiera asistir a su matrimonio. Pero, ¿cómo era posible? ¿Quién hizo que Ivy entrara allí?

Elliot llegó a la entrada del salón. Miró tanto a Roderick como a Ivy antes de recorrer el salón con la mirada para asegurarse de que nadie los viera.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Elliot a Ivy.

—Tu esposa me invitó —dijo Ivy, sin desviar la mirada.

—¿Julie? —Elliot frunció el ceño—. Aún así, no deberías haber venido —susurró.

—¿Por qué? Te casaste con otra mujer solo unas semanas después de nuestra ruptura. Parece que solo fui un pasatiempo para ti —afirmó Ivy.