Perdí mi teléfono

Roger miró su reloj nuevamente, suspirando al darse cuenta de que Varya aún no había respondido a sus llamadas. Ella le había pedido que la encontrara en el hotel, pero habían pasado horas y no había señales de ella.

Decidiendo que había esperado lo suficiente, se levantó, listo para irse. Pero justo cuando se giró, se detuvo en seco.

Varya se dirigía apresuradamente hacia él, respirando con dificultad como si acabara de correr desde afuera.

—Perdí mi teléfono —exclamó en cuanto llegó a su altura.

Las cejas de Roger se fruncieron en shock. —¿Qué? ¿Cómo?

Varya exhaló profundamente, apartando un mechón de cabello detrás de su oreja. —Salí antes a explorar la zona y debo haberlo dejado en un café. No me di cuenta hasta que fue demasiado tarde. Ya lo reporté a la policía —lo miró con una expresión preocupada—. Siento haberte hecho esperar tanto.

Roger la observó por un momento antes de sacudir la cabeza. —Está bien. Vamos a conseguirte un teléfono nuevo y una tarjeta SIM.