Todo era falso

—No. No quiero que te detengas —dijo Ivy.

Roderick dio un paso adelante cuando el teléfono en el bolso de Ivy, que estaba en el suelo, comenzó a sonar.

—Ignóralo —dijo Ivy.

—¿Estás segura? —Roderick levantó la mirada del bolso hacia ella.

—Sí. —Ella tragó saliva con el corazón latiendo en su pecho—. Entremos.

Sin decir otra palabra, Roderick la llevó al dormitorio. El suave resplandor de la lámpara de cabecera proyectaba sombras cálidas en la habitación mientras él la acostaba suavemente sobre el colchón.

Ivy se apoyó en los codos, sus dedos temblaban mientras alcanzaban los botones de la camisa de él. Nunca había imaginado este momento con Roderick, nunca pensó que ella sería la que desabotonaría su ropa con anticipación revolviendo en su estómago.

Una parte de ella se preguntaba si esto era correcto. Si estaba cometiendo un error. Pero su corazón nunca había estado tan seguro. Quería hacerlo con él.