¿QUÉ DICES? ¡MIERDA! (1)

El momento en que ella dijo eso, Marcos agarró su cuello con una mano y la empujó con fuerza hacia atrás para que cayera en el sofá. El rostro de Ann miraba hacia arriba, hacia su fría cara, debido a que su mano atrapaba su cuello impidiéndole desviar los ojos de su mirada que estaban fijos en los de ella.

Su agarre contra su cuello se apretó, cortando el suministro de aire que pasaba por su garganta. Ella tragó con dificultad, la mirada dominante en su rostro era peligrosa y le gustaba.

Aumentó la presión, presionando su cabeza contra el sofá mientras sus piernas empujaban a través de las de ella y las abría de par en par, lo suficiente para que sus rodillas presionaran hacia arriba y alcanzaran su palpitación.

Ann mordió sus labios, reprimiendo el gemido que estaba tentada de ahogar en su boca. La intensidad del placer que sentía allí abajo era algo que nunca había sentido antes, este hombre estaba en control lo que la hacía sentir débil.