—Tengo tu espalda, hermana —Ann dijo con una sonrisa burlona—. Arriba las manos, guapo —ordenó.
Sin dudarlo, Dante levantó las manos mientras se quitaba la camiseta y la lanzaba sin cuidado, sin importarle dónde cayera.
Silver metió las manos en sus pantalones y sacó su pene. Ella tembló al verlo mientras Ann dejaba escapar un grito fuerte. Era tan grande que apenas podía agarrarlo completamente. Llevó la punta a sus labios, rodeándola y haciéndolo gemir de placer agradable.
—Mierda —Dante echó la cabeza hacia atrás mientras Silver lo tomaba en su boca y sentía como su pene entero era envuelto en la cálida succión de su boca mientras lo lamía entrando y saliendo de ella. Se apoyó con una mano en la cama para mantener el equilibrio mientras movía su boca dentro y fuera de él. Aceleró el ritmo, dejando caer saliva sobre su pene mientras él latía dentro de su boca, haciéndola arcadas mientras gemía de deleite. Tiró de su cabello y empezó a empujar más rápido para aumentar el ritmo.