SU POLLA, LLENÓ MI COÑO (2)

—Bueno...puedes simplemente contratar a un gigoló para que finja por ellos —sugirió Ann, y Silver se reía histéricamente.

—En serio, ¿qué tiene de gracioso? —preguntó mientras la miraba.

—Es realmente muy gracioso, ¿cómo esperas que contrate a un gigoló después de lo que pasó anoche? —preguntaba Silver.

—Dado que recordaste lo que pasó anoche, entonces me parece que tienes ojos para ese bombón —dijo Ann casi inaudiblemente, y Silver le dio un puñetazo juguetón en el brazo.

—Ay —chilló de dolor mientras se frotaba el brazo.

—Ya sabes que no me gustan los hombres negros —dijo Silver mientras rodaba los ojos.

Ann la miró.

—¿Ahora estás tratando de ser racista? —preguntó.

—¿Por qué iba a ser racista si solo estoy expresando mis propias opiniones? —dijo Silver—. Lo que estoy tratando de decir es que nunca saldría con un chico negro, ni siquiera de broma... ugh —dijo y se encogió de hombros.

—¿Y por qué? —preguntó Ann, ya que no veía nada malo en salir con un hombre negro.