—¿Qué paquete?
—Soledad. No quiero que Tadeas sienta eso ni siquiera por un momento y yo, como el Alfa y su padre, me aseguraré de que sea tratado como un cachorro normal. Si no puede hacer amigos, encontrará su compañera en la naturaleza.
—¿Estuviste... estuviste también a menudo solo? —pregunto con profunda tristeza que brota en el abismo de mi corazón al pensar en ello.
—Sí, a veces cuando mis deberes no consumían mi tiempo. Pero mi soledad cesó después de un cierto punto en el tiempo.
—¿Y cuándo fue eso?