Fobos mencionó que no le queda mucho tiempo y que su momento de entrar en las puertas de la luna está cerca. Su pequeño grupo de hembras se sitúa cerca detrás de ella, sus ojos firmemente en mí, sin embargo, sus miradas son bastante diferentes a las que me encontré la primera vez. Ahora me miran con respeto, admiración... amor. Les regalo a cada una una sonrisa acogedora recibiendo varias a cambio de ellas que despiertan una sensación única en mi corazón.
—Deseaba presentarte formalmente a estas hembras. Las he entrenado lo mejor que he podido y te servirán hasta el final de sus días —dice Vůdce.
Fruncí el ceño con desconcierto, ¿ella desea ofrecerme sus hembras? Miro hacia arriba a Fobos en busca de respuestas, pero él ya tiene sus radiales azules pegados a mi carne mirándome desde arriba con el máximo orgullo, lo cual me confunde. No entiendo.