—Tallon me rodeó con su brazo mientras nos dirigíamos de vuelta a la sala de espera —comentó Olivia—. Dalia estaba durmiendo tranquilamente, y mi propio agotamiento comenzaba a alcanzarme... o tal vez era el alcohol que había bebido antes.
—De cualquier manera, estaba a punto de colapsar. Me recosté en Tallon mientras él se maniobraba a través de los pasillos, prácticamente arrastrándome.
—En el momento en que entramos a la sala de espera, sentí la mirada de Giovani sobre mí. Mientras cruzábamos la sala, sentí el ambiente inusual del grupo.
—Gabriele estaba conforme como de costumbre, pero Giovani estaba más serio que lo normal. Noté como sus ojos parpadeaban hacia Tallon y fruncí el ceño para mí misma. No pude descifrar mucho de su rostro, sus emociones estaban hábilmente ocultas como siempre lo estaban.
—Era un muro de piedra y frío como el hielo, aunque claramente podía ver las oscuras bolsas bajo sus ojos y lo cansado que se veía.