PUNTO DE VISTA DE AMELIA
Parecían haber pasado horas desde que empecé a sentirme débil. Mi fiebre estaba empeorando un poco y podía sentirlo. Era como si mi cabeza estuviera en llamas y me sentía tan débil, casi como si alguien me hubiera atropellado con un tractor y me hubiera dejado muerta al lado del camino. No podía mover ni un solo miembro y sabía que en el momento en que abrí los ojos estaba soñando porque estaba de vuelta en mi antigua manada. Estaba en mi diminuta habitación y me sentaba en mis viejas y desgastadas sábanas.
No llevaba la misma ropa en la que me había quedado dormida. Llevaba uno de mis atuendos más comunes de casa. Era un vestido gris desvaído con zapatillas de cuero marrón. Mi cabello estaba trenzado sobre mi hombro y sabía que no tenía la energía para hacerlo yo misma.