CAPÍTULO 91

P.O.V. DE KADEN

No había nada mejor que despertar con el cuerpo de Amelia pegado al mío. Para cuando terminamos anoche, ella estaba demasiado exhausta para moverse y disfrutaba tanto de la sensación de su piel contra la mía que no hice ningún esfuerzo por darle algo que ponerse. Fue tanto una bendición como una maldición porque me desperté con sus piernas colgando sobre mis caderas y mi pene acurrucado justo contra sus pliegues. Respiraba suavemente pero eso no me impedía endurecerme. La acción la hizo retorcerse contra mí, lo que no ayudó en nada a la situación.