—¡Hombre! ¡Despierta! —gritó Trueno con un tono de pánico.
—¿Qué...?
De repente, gritos y chillidos fuertes los despertaron por completo. Otro estruendo de algo sacudió toda la casa de la manada. Sus ojos parpadearon, tratando de ajustarse a la habitación iluminada.
¿Quién demonios grita tan fuerte tan temprano en la mañana?
Se dio la vuelta y casi se cae de la cama, pero Trueno iba de arriba a abajo en su cabeza, gruñendo. No paraba de gimotear, 'Ve con tu compañero. Nos necesita. Ve.'
Sin hacer preguntas, obedeció y se envolvió en una bata, pues hacía frío por la mañana. Se levantó de la cama, fue al baño y se lavó rápidamente antes de salir por la puerta.
Echó un vistazo a sus alrededores, en busca de su compañero, que no estaba en su habitación.
Extraño...