—Bueno, ciertamente no esperaba eso —dijo Ann un poco sin aliento mientras miraba entre Lexi, Allen y Greyson.
Adam compartía la misma expresión preocupada que ella ante las revelaciones de que Eromaug claramente no se detendría ante nada para tener a Lexi en sus manos.
—¿Estás absolutamente segura de que tu padre está dispuesto a aliarse con nosotros? —preguntó Ann mientras el bebé en sus brazos comenzaba a agitarse y protestar por el ruido y el entorno desconocido en el que se había encontrado.
Lexi resopló ruidosamente.
—Por supuesto que sí. ¿Cómo podría no hacerlo cuando su hija es tu mano derecha? —Ella guiñó un ojo.
—Deberíamos plantearlo primero al consejo —dijo Adam sombríamente mientras Lexi gemía en voz alta.
—Estoy segura de que estarán encantados con la oportunidad —murmuró sarcásticamente mientras Ann se reía.