Una de las esposas de Nix, Francesca, cruzó los brazos con una sonrisa burlona.
—Entonces, ¿a Diego le gustan las chicas y Theo?
—No tengo ni idea de qué está pasando —dijo Yasmine, pasando los dedos por su cabello rubio.
El ojo izquierdo de Diego se crispó.
—Estabas escuchando —afirmó Diego.
—¿Crees que no te oiríamos a pesar de todo ese alboroto que estabas haciendo? —preguntó Valeric, con la cabeza girada hacia un lado y una expresión vacía en su rostro. Se levantó del sofá y comenzó a caminar hacia donde estaban sentados. Nix y sus esposas lo siguieron.
Jazmín golpeó sus manos en la mesa, su cabello se erizó como si estuviera rodeada de llamas.
—¿Entonces? ¿Te gusta Theo?
—¡Para! —le gritó Diego—. ¡No compliques más las cosas! No me gusta Theo, ¡no me gusta nadie! Él es solo mi mejor amigo, ¿de acuerdo?
—Oh —se volvió a sentar con una sonrisa en su rostro.
—Eh, solo recházalo y consíguete una novia, hombre —intervino Nix, sugiriendo.