Por favor, quédate conmigo

—Valérico. —Stella se acercó a él, pero él levantó sus manos hacia ella, indicándole que se detuviera—. Valérico.

—No te acerques a mí. —La burlona risa de su padre, ese calor ardiente que aumentaba y aumentaba sin fin, resonaba en sus oídos como una campana de alerta ensordecedora—. Por favor. —Él revolvió su cabello, cubriendo la cicatriz con él.

Un medio sollozo rasgó miserablemente la garganta de Stella mientras veía al hombre retirarse cada vez más hacia las sombras hasta que su cuerpo golpeó la pared y se deslizó al suelo sobre su trasero. —No te acerques. —En este punto, ni siquiera parecía que le hablara a ella, simplemente parecía que se refería a alguien más.

¿Por qué? ¿Qué le pasó? ¿Qué le pasó a un primer príncipe como él, a un alfa supremo como él para...?

Valérico se mordió los labios, las manos entumecidas y temblorosas a su lado.

—Valérico. —Stella avanzó—. ¿Qué te pasa? ¿Hice algo mal? ¿Soy yo? Lo siento mucho. Lo siento mucho. No quise hacerlo. No sabía que.