—¿Tienes miedo de romperte el cuello? —preguntó Stella con sorna.
—El sonido que hace me da asco —Valeric rodó los ojos ante ella, lo que le valió un movimiento de cabeza despectivo por parte de ella.
—Cielos, estás evolucionando —rió ella, refiriéndose al gesto de rodar los ojos—. ¿Por qué no lo hago yo? Entonces verás que no es tan malo como piensas.
—Vete si vas a hacer eso —Él agarró su muñeca, impidiéndole que tocara su cuello—. ¡Eres muy rara muchas veces! —le dijo, arrancando su mano de él—. ¿Quién encuentra esto asqueroso? Eres tú y solo tú.
Él no hizo ningún comentario, completamente ignorándola, y volvió a revisar los documentos. —Insoportable —murmuró ella por lo bajo y recibió agresivamente cada documento que él le pasaba—. Más te vale que me pagues bien al final de esto.