Dolor & Placer

La sensación era indescriptible —algo que Esme nunca había imaginado, y mucho menos experimentado.

Nunca había considerado la idea de la boca de un hombre explorando sus lugares más íntimos. Sin embargo, ahí estaba Donovan, cuya hábil lengua y labios la estaban desenredando por completo.

Ella respiraba con jadeos superficiales y entrecortados mientras su lengua se deslizaba dentro de ella, saboreándola, cada movimiento enviando una nueva ola de calor a través de su cuerpo.

Él lamió su entrada, saboreándola, antes de encontrar su punto más sensible.

Su clítoris.

En el instante en que su lengua lo rozó, sus caderas se sacudieron incontrolablemente, abrumada por la intensidad. Cuando sus dientes la rozaron, la sensación la hizo girar aún más dentro del éxtasis.

Sus gritos llenaron la habitación, el placer la consumía mientras trataba de escapar de la abrumadora sensación, sus manos buscando frenéticamente algo —cualquier cosa— que la anclara.