Una Vida por Otra Vida

Esme se mantuvo donde estaba, observando la escena espantosa frente a ella. Sus ojos se llenaron de lágrimas al darse cuenta de que esa había sido la realidad de las historias contadas, la verdad oculta tras años de malentendidos.

Él fue injuriado.

El rey se rió, el sonido de su risa resonando en las paredes. Mientras tanto, Donovan acunaba en sus brazos el cuerpo sin vida de su madre, su corazón inmóvil incrustando tristeza en su corazón.

—Lo siento tanto —susurró, su voz apenas audible, su tono crudo de dolor. La venda estaba resbaladiza de sangre y colgaba flojamente alrededor de su cuello. El tormento que había soportado debió haber sido exquisito, nublando sus sentidos y llevando al trágico fracaso del ataque.

Las lágrimas de Esme corrían por su rostro, y el rey, con fría indiferencia, arrancó la espada ensangrentada del cuerpo inerte de Madora, luego apoyó el filo contra la garganta de Donovan.