Guerra de bolas de nieve

Esme volvió a la realidad con la suave risa de Altea, y frente a ella estaba Aquerón, luciendo algo avergonzado. Cuando no respondió de inmediato, él dio un paso hacia adelante, con una expresión arrepentida.

—¡Lo siento mucho! —exclamó, su voz teñida de culpa—. La bola de nieve no era para ti, lo juro. ¡Estaba apuntando a Lothario! —Gesticuló hacia Lothar, quien se quedaba unas pocas pasos detrás de Esme. Él sonrió ligeramente, mientras Altea asentía con complicidad.

Los labios de Esme se curvaron en una sonrisa traviesa, pero luego se arrodilló, recogiendo un generoso puñado de nieve, sus ojos azules brillando con intención juguetona. Antes de que Aquerón pudiera reaccionar completamente, soltó la bola de nieve, golpeándolo directamente en el hombro.