¡De acuerdo, proceda!

El silencio se mantuvo entre ellos, denso y sofocante. Las manos de Catrin temblaban mientras luchaba por procesar sus palabras, pero Idris permanecía firme.

Era como si, aunque él le hubiera preguntado justo ahora, ya había tomado una decisión desde hace tiempo. Solo estaba transmitiéndole su intención ahora.

Cuando Catrin pensó en todo lo que él había estado reflexionando durante estos días, no pudo evitar sentirse traicionada.

Nunca había imaginado que llegaría un día como hoy en el que...

Con una clara decepción, soltó un bufido mientras dirigía una mirada afilada a Idris.

—¡Divorcio! —repitió—. ¿Quieres divorciarte de mí, Idris? ¿En serio? ¿Crees que lo aceptaré solo porque tú lo dices?

—... —Idris no respondió. Como había mencionado, le había dado a ella la opción de decidir. No intervendría.