+Capítulo 39+

—¿Vamos de regreso a la mansión? —preguntó Jael, arrancando el coche.

—No, todavía hay algo que necesito hacer.

Jael echaba miradas furtivas a Asher mientras salía del estacionamiento. Hace unos días el Alfa estaba ansioso por regresar a la mansión, cancelando citas sin pensarlo dos veces.

No indagó, a Asher le gustaba jugar con sus parejas sexuales como un depredador juega con su comida. Su trabajo era intervenir cuando las cosas empezaban a ponerse feas.

Así que no hizo comentarios cuando le indicaron conducir a Asher a su ático, un lugar en el que no había estado desde que su padre dejó Haines.

Tampoco protestó cuando fue enviado a marcharse, Asher tenía razón, tenía demasiado en su plato como para hacer de niñero.

No se le podía culpar por querer hacerlo, sin embargo, Asher conseguía meterse en las situaciones más problemáticas sin ni siquiera intentarlo.