Davian estudiaba al Omega, quien nerviosamente pasaba las páginas del menú. Nunca se había fijado en el personal que trabajaba en la mansión.
Y si no fuera porque Rob era conocido, no habría tenido nada de qué partir.
Lake... era. No se parecía en nada a su padre.
Davian ya no podía recordar quién era su madre, Rob nunca podía mantener a una mujer.
No parecía peor por el desgaste, lo cual era un alivio. Estaba preocupado de que, en su neblina, hubiera herido al Omega.
Bien... más de lo que ya había hecho.
Preferiría simplemente terminar la discusión y cerrar este capítulo embarazoso.
Pero Lake merecía un poco de esfuerzo, solo era una cena, y podría hacer eso.
La relajante mezcla de miel y cítricos se esparcía lentamente por la habitación después de que el Omega se sentara.
Era como beberse una taza de té de limón con miel, le hacía pensar en dormir.