—La primera cosa que hizo fue aflojar el nudo con el que había recogido su cabello.
—Era genial porque mantenía los largos mechones castaños oscuros fuera de su rostro, pero la desventaja era que su cuero cabelludo acababa doliéndole.
—Y por lo general tenía que mantenerlo atado mientras trabajaba, negándose desafiante a cortarlo más corto.
—No había razón para desempacar porque dudaba que fuera a pasar la noche aquí.
—Así que simplemente dejó su bolsa de noche en un rincón y con cuidado se subió a la gran cama, intentando repasar sus nuevos planes.
—Aunque había poco que repasar, porque todo dependía en gran medida del Maestro Davian.
—De repente, la cena parecía estar a una eternidad de distancia y sin la alegre presencia de Caspian, era difícil mantenerse optimista.
—Lake se relajó lentamente en la cama, tumbándose gradualmente en el transcurso de una hora.