—¿Así que vas a hacer que estos hombres me saquen a rastras? —Caspian se dejó llevar, poniéndose protegiendo delante de Lake.
No sabía cuál era el problema de esta señora, pero hacía que Lake se pusiera muy ansioso, y eso no le gustaba.
—Simplemente cumplo con mis deberes, es una cuestión de seguridad, ya sabes —indicó Matilda con aires de superioridad que los hombres se acercaran—. Continuó con tono condescendiente, bajando el último escalón.
—Esta es la mansión del Rey de la Mafia Davian, no puedo dejar que cualquier persona entre como le plazca.
Caspian la miró con expresión vacía mientras ella seguía con su diatriba, imperturbable.
Lake, sin embargo, no compartía su confianza; sabía un poco de lo retorcida que podía ser Matilda y de cómo intentaría sacar a Caspian incluso si admitieran que Davian estaba al tanto de su visita.
Los hombres que Matilda había ordenado se acercaron hasta que vieron a quién tenían que 'sacar a rastras'.