¿Una Nueva Aventura?

Rosalía contempló el rostro del Duque y un cambio sutil se apoderó de sus facciones. Una profunda arruga se marcó entre sus cejas negras y fruncidas, y sus formidables puños se cerraron, temblando con una oleada de emociones que seguían siendo un misterio. A pesar de su evidente angustia, Damián se mantuvo impasible, sus luminosos ojos dorados fijos en la enigmática figura que estaba adelante.

Laith, también permanecía inmóvil, con su bota negra izquierda golpeando nerviosamente contra el suelo, como si anticipase la llegada de alguien. Finalmente, otra alta silueta se materializó a su lado, como si emergiera de las sombras mismas. Este recién llegado vestía un sencillo atuendo negro, oculto bajo una gran capucha negra que cubría su cabeza. Un discreto pomo de espada de plata asomaba por debajo de su fluyente capa.