—Lo juro.
—...Ra...ven.
Los delicados labios carmesí de ella apenas se separaron mientras murmuraba su nombre, la tranquila noche amplificando la ternura de su voz. La boca de Cuervo se curvó en una cálida y satisfecha sonrisa.
—Sí, así es como me llamarás de ahora en adelante. Nada más de 'Duque'.
—Está bien.
El murmullo de Serafina se suavizó mientras el sueño se apoderaba de ella, sus párpados se cerraban aleteando.
—¿Tienes sueño?
—Sí...
El cuerpo de Cuervo todavía ardía de deseo, pero se contuvo, su mano permaneció un momento más sobre su piel. El aroma de ella y el recuerdo de su intimidad lo atormentaban.
—Hmm... Quiero hacer más.
Presionó sus labios contra los de ella con una necesidad urgente. A medida que ella abría la boca para respirar, sus ojos violetas parpadearon abriéndose.
—Realmente tengo sueño...
Su cuerpo estaba adolorido y otro encuentro probablemente le causaría más dolor. Cuervo suspiró, aceptando su rechazo.