—Madame, su piel está impecable.
—¿De verdad?
—Sí, es suave y radiante.
Avergonzada por el sonido de las criadas limpiando su cuerpo, Serafina bajó la vista. Su rostro se sonrojó cuando vio las marcas en su pecho. Eran visibles para cualquiera... pero era embarazoso mostrar las marcas de su noche con el Duque.
Las huellas de la noche anterior eran evidentes. Imaginar a las criadas viéndolas la hacía sentir aún más cohibida.
—Madame, ¿se siente acalorada?
La pregunta de Pillen interrumpió los pensamientos de Serafina mientras sentía el calor de su rostro extendiéndose.
Ella logró ocultar las marcas pero...
Las criadas eran experimentadas y sabían qué era eso y cómo habían llegado a aparecer...
Ellas se sonrojaron ligeramente, pero fue solo por un segundo, luego continuaron su trabajo...
—Supongo que he estado en el baño demasiado tiempo. Está un poco caluroso.
Se abanicó para desviar la atención.
—Madame, su ropa está lista. La vestiré para que no coja frío.