Un nuevo calor

La siguiente mañana amaneció brillante y clara, lanzando un cálido resplandor sobre la propiedad. Serafina despertó sintiéndose marginalmente mejor. El descanso y la nutrición le habían hecho bien, y sentía una renovada sensación de determinación.

Se levantó de la cama y llamó a Pillen y a Lili. —Buenos días, mi Señora —Pillen la saludó con una sonrisa—. ¿Cómo se siente hoy?

—Un poco mejor, gracias —respondió Serafina—. Me gustaría dar un paseo por el jardín hoy. Creo que un poco de aire fresco me haría bien.

—Por supuesto, mi Señora —dijo Lili, ya moviéndose para buscarle un chal ligero—. Es un día hermoso afuera.

Vestida con un traje sencillo pero elegante y con el chal sobre los hombros, Serafina se dirigió al jardín. El sol matutino era cálido pero no demasiado caliente, y la suave brisa llevaba el aroma de las flores en flor.